Cuando un niño pequeño comienza a mostrar conductas agresivas al frustrarse o enojarse, muchos padres se preocupan. Se preguntan si algo anda mal con su hijo o si ellos, como cuidadores, están fallando en algún aspecto. A la preocupación de mi hijo pega se le suma la incertidumbre de no saber cómo actuar en esos momentos.
Lo primero que debemos entender es que los comportamientos agresivos en niños menores de cuatro años son normales y esperables. Por lo que se ha podido observar, estos se inician después del primer año de vida y aumentan de forma considerable cuando los niños empiezan a caminar, alcanzando el punto más intenso entre los 24-42 meses.
En este artículo, exploraremos por qué los pequeños muestran comportamientos agresivos y brindaremos consejos prácticos para manejar estas situaciones con paciencia y efectividad.
¿Por qué mi hijo pega?
Es común que muchas familias se pregunten ¿qué pasa si mi hijo pega? Este comportamiento, aunque puede preocupar o descolocar, no indica que haya algo mal. En realidad, es una actitud que forma parte del desarrollo neurológico y emocional de los niños pequeños. Aquí te explicamos las tres principales razones de este comportamiento:
- Desarrollo neurológico en proceso. En un niño menor de cuatro años, la parte del cerebro que controla los impulsos, la corteza frontal, todavía está muy inmadura. De ahí que no tenga la capacidad de inhibir sus acciones impulsivas. Por ejemplo, si desean algo, lo arrebatan; si están enojados, pegan.
- Falta de capacidades lingüísticas. Los niños pequeños todavía no han desarrollado las habilidades del lenguaje necesarias para expresar sus emociones de manera verbal. Y es que mientras más pequeño es el niño, más depende de su cuerpo para expresarse. Un niño de dos años, en lugar de decir “mamá, estoy enojado porque no me dejas seguir comiendo helado”, se enoja y responde con un golpe o una pataleta. Su cuerpo se convierte en su principal herramienta para comunicar lo que sienten.
- Carencia de las habilidades sociales. Nuestros pequeños todavía no cuentan con las herramientas necesarias para resolver conflictos de manera efectiva. Por este motivo, si tienen un problema con otro niño o con un adulto, tienden a reaccionar de forma impulsiva y agresiva. Por ejemplo, en vez de decir “no te quiero prestar mis juguetes”, empujan o golpean para resolver el conflicto.
Además, algunos niños menores de tres años se pegan a sí mismos cuando experimentan emociones muy intensas y no saben qué hacer con lo que están sintiendo. Esta es su estrategia para calmarse. También puede suceder que estén muy emocionados, nerviosos o quieran mostrar afecto, pero no encuentren la manera adecuada de expresarlo.
¿Qué hacer si mi hijo pega? Consejos para prevenirlo
Como hemos visto, preguntarse “por qué mi hijo pega” es normal. De hecho, conocer las posibles razones no solo te permitirá entender mejor su comportamiento, sino también actuar con más paciencia y cariño. Además de esta comprensión, puedes acompañarlo en el proceso de maduración de su cerebro enseñándole las habilidades que necesita para enfrentarse a estas situaciones.
En el libro Apego Seguro: cómo relacionarte con tu hijo a partir de los dos años, de Andrea Cardemill, se sugieren algunos enfoques que pueden ayudarte a gestionar estas conductas. Es importante ponerle límites, pero, también, mostrarle otras formas de actuar. A continuación, te comparto algunos ejemplos que contienen los dos aspectos, los límites y la enseñanza:
- "No le pegues a tu hermano (límite). Si no quieres prestarle tus juguetes, dile que ahora no se lo prestas porque lo estás usando tú (enseñanza)".
- "No te pegues (límite). Sé que sientes mucha rabia, pero pegarte no te calmara. Ven, déjame abrazarte (enseñanza)".
- "No me pegues (límite). Si me quieres hacer cariño, hazme así (enseñanza)".
En cada uno de estos ejemplos, se guía al niño para que comprenda lo que le ocurre y pueda darle sentido a sus emociones y acciones. Muchas veces, los niños no entienden del todo por qué actúan de cierta manera, y es nuestra labor ayudarlos a identificar y gestionar esas emociones.
Mi hijo pega: cómo acompañarlo con amor y paciencia
En los momentos en los que te surjan las preocupaciones “porque mi hijo pega”, es importante recordar que, como cualquier otro proceso de aprendizaje, manejar estas situaciones no ocurre de un día para otro. Con tiempo, y a medida que tu pequeño vaya desarrollando sus habilidades sociales y su cerebro madure, las conductas agresivas irán disminuyendo.
Además, aplicar límites y reforzar su aprendizaje con la enseñanza de alternativas para expresar sus emociones será clave para ayudarle a gestionar mejor su frustración. Y es que, al final, los padres son su mayor referente y nuestro ejemplo es la herramienta más poderosa para guiar su comportamiento.
FAQs
¿Es normal que mi hijo de 2 años pegue?
Sí, es completamente normal. La agresión en niños pequeños es parte de su desarrollo, ya que aún no han aprendido a gestionar sus emociones ni a controlar sus impulsos.
¿Por qué mi hijo pega cuando está contento o emocionado?
Los niños pequeños, al no tener desarrolladas habilidades de lenguaje y autocontrol, pueden usar la agresión como una forma de expresar emociones intensas, incluso positivas, como la alegría.
¿A qué edad dejará mi hijo de pegar?
A medida que tu hijo desarrolle sus habilidades sociales y su cerebro madure, las conductas agresivas irán disminuyendo. Por lo general, a partir de los 42 meses se ve una disminución considerable de estas conductas.