Uno de los desafíos más importantes que tienen los padres cuando están criando a sus hijos es poder superar la etapa de los pañales. La pregunta que se hace todo el mundo es: ¿Los pañales se dejan o se quitan?. La respuesta avalada por profesionales alrededor del mundo es más que contundente, los pañales se dejan.
El control de esfínteres es uno de los hitos evolutivos más grandes que se dan a lo largo de la vida y hay que resaltar que no se alcanza a una edad exacta y tampoco podemos acelerarlo. El guagua nace con una inmadurez neurológica que no le permite tener control sobre los esfínteres, como así también sobre los movimientos, el dominio postural, entre otras cosas.
Poder mantener firme la cabeza, gatear, caminar, comenzar a comer sólidos, son hitos evolutivos que suelen aparecer a medida que el bebé madura a nivel neurológico, el control de esfínteres es uno más de ellos. Hay que destacar que los logros suceden en un período de tiempo que cada niño alcanza en momentos diferentes.
Esto quiere decir que no hay una edad cronológica concreta para poder alcanzar este hito. Suele ser igual de saludable el bebé que lo logra al principio del período generalmente estimado, como quien lo hace al final. Esto suele suceder de manera progresiva y no se puede determinar con factores externos. El pañal va dejar de ser una necesidad para tu guagua el día que él esté preparado y contra eso no hay chances de hacer nada.
“Tienes que lograr quitarle el pañal en el verano”, esta es una de esas frases y recomendaciones que se pasan de generación en generación pero no tienen ningún tipo de fundamento científico. La idea de que durante la época más calurosa del año es más fácil quitarle los pañales al bebé es una falacia.
Si se parte de la base de que abandonar el pañal no es una imposición sino un proceso evolutivo del niño, está claro que no se puede asegurar que en una determinada estación del año tu bebé ya no va a necesitar usar pañal. Tampoco es saludable forzar esa situación.
Cada guagua madura a un ritmo distinto y si bien los padres pueden tener motivo para apurar ese proceso, la realidad es que todo es vano y puede ser hasta perjudicial para los niños.
La presión social, el gasto por la cantidad de pañales, el hastío por cambiarlos más de una vez al día, la proximidad del ingreso al sistema de escolaridad, son todas cuestiones que generan impaciencia en las familias. Como consecuencia muchos eligen avanzar hacia una retirada del pañal pese a que sus hijos no hayan alcanzado el desarrollo madurativo necesario para alcanzar ese objetivo.
Los pediatras dejan en claro que el control de esfínteres es un proceso por el cual los niños aprenden a usar la pelela o inodoro y logran dejar los pañales. Si bien la edad más frecuente de control es entre los 2 y 3 años, es necesario tener presente que cada niño lo hace a su tiempo y por eso debemos respetarlo.
El niño puede toparse con desafíos físicos o emocionales que repercuten directamente en el tiempo para alcanzar el desarrollo madurativo que tanto esperan sus padres. La llegada de un hermanito es una de esas situaciones que generalmente pueden generar una demora en ese control de esfínteres.
La tarea más importante de los padres en este momento trascendental para sus hijos es acompañarlo con mucha paciencia y amor. Es necesario tener conciencia de que el niño deberá estar pasando un momento óptimo en lo mental, emocional y físico para dar ese gran paso evolutivo. Poder generar todas esas condiciones es gran responsabilidad de una familia que lo acompaña adecuadamente.
Las señales que muestran que es hora de dejar el pañal
Está claro que cada niño tiene su tiempo y que se trata de un proceso evolutivo muy particular, pero hay señales generales a las que hay que estar atentos para poder concretar ese deseo de que deje el pañal.
– Va a permanecer sin mojarse durante varias horas, es decir que hará pipí pocas veces y en más cantidad.
– Logrará cumplir órdenes de uno o dos pasos. Esto se puede graficar con sentarse en una silla, pararse y correr a buscar algo que se le pide.
– Te va avisar que quiere hacer pis o caca. Esto se va concretar ya sea a través de la palabra o también puede ser por algún gesto o postura.
– Tu hijo va a conseguir bajarse los pantalones o su ropa interior por sí solo.
– Cuando muestra interés por el inodoro o la pelela.
¿De qué manera los padres pueden colaborar con el proceso evolutivo?
Momento de estabilidad: Es importante comenzar el “operativo pañal” en un momento en el que no haya cambios importantes en la vida de tu hijo.
Tolerancia al fracaso: Resulta importante saber que seguramente va a haber “accidentes”. En esas situaciones hay que comprenderlos, nunca retarlos ni mostrarse enojados por eso. La reacción va a servir para explicarles que deben utilizar la pelela para hacer pipí o caca y que en el caso de que esta vez no lo logre, seguramente lo pueda hacer en la próxima oportunidad.
Dejarlo entrar al baño con nosotros: En el caso de que le interese, puede ser productivo que tu niño entre al baño para tomar la acción con más naturalidad. En muchas ocasiones estas instancias pueden despertar el deseo de imitarnos.
Elegir una buena pelela: El primer paso de este proceso será el uso de la pelela y para no fallar es necesario que sea cómoda, sólida y con una base ancha para darles seguridad. Si prefieres utilizar el reductor para el inodoro, siempre hay que considerar poner algún elevador en los pies para que pueda apoyarse sin problemas. Mientras que si los vas a sentar directamente en el inodoro, la recomendación básica es no tirar la cadena cuando está sentado para evitar posibles sustos.
Prueba y error: En el comienzo de este proceso los padres van a dejar al niño sin pañal durante el día. Esta técnica se utiliza para que pueda notar si se hace pis. Hay riesgo de que manche la cama, sillones y el suelo.
Ponerle ropa adecuada: Se recomienda que en esta etapa use ropa interior que no sea muy ajustada para que la manipule sin la ayuda de un adulto. Es mejor elegir pantalones o shorts fáciles de manejar para los niños. Los que tienen elástico son preferibles a los de botones.
Sentarlo en la pelea post comida: Tomarse el tiempo de sentar a tu niño en la pelela unos pocos minutos luego de cada comida puede ser determinante. También al levantarse o en algún otro momento del día vamos a intentar evitar la constipación para que no asocie hacer caca con dolor.
Usar juguetes para estimular: Los pediatras también recomiendan utilizar una muñeca que “se hace pipi” para mostrarle cómo se hace. Un ejemplo de un buen uso es sentarla en su pelela y festejar cuando termina de orinar.
Reconocer sus avances: Es crucial reconocer el esfuerzo por aprender de tu guagua con palabras y mimos.
Control estricto: Generalmente los niños logran controlar el esfínteres primero durante el día. En esa etapa sirve ponerle el pañal de noche a modo de precaución. Con el paso de los días y las semanas van a ser más las veces que se despierta con el pañal seco que mojado.
Ante todo, tranquilidad: Es imprescindible que durante este proceso la madre, padre y familia en general no se obsesionen. Nunca hay que perder de vista que el control de esfínteres lleva tiempo y es individual de cada niño.
Muchos niños comienzan a familiarizarse con el hecho de ir al baño antes de los 18 meses, aunque hay que tener en claro que se trata de un proceso largo ya que se estima que recién pasados los 4 años van estar en condiciones reales para ir solos sin ningún tipo de ayuda. En tanto, los niños que comienzan con ese “entrenamiento” acompañado por los padres alrededor de los 2 años pueden conseguir buenos resultados antes de los 3. Todo depende de cada caso.
Por su parte, las niñas tienden a estar listas antes para entrenar, aunque las señales de preparación son indeferentes por sexo. En ambos casos se recomienda mencionar las palabras “pipí” o “caca” para poder familiarizar a tu hijo con lo que está sucediendo cuando se usa el inodoro, como así también cuando se están cambiando los pañales.
A medida que tu guagua crece es importante que le muestres a dónde va la caca de su pañal y darle a él mismo la posibilidad de tirarlo. Esto va a generar una mayor conciencia y conocimiento sobre esa situación.
Por último, también es recomendable que puedas ayudar a diferenciarlo entre el pipí y la caca. En los primeros tiempos los niños no van a poder separarlo, pero una vez que se avance el entrenamiento intestinal y que el guagua pueda lograr diferenciarlo, va a comenzar a hacerlo por separado.
Ante cualquier duda, recuerda consultar con tu médico.
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