Laurita tiene 3 años. Desde muy pequeña, ha sido una niña super adaptada al entorno y está siempre tratando de agradar. Su mamá se ha dado cuenta de que a veces le cuesta expresar sus necesidades por temor a que no la incluyan en los juegos de sus primitos que son todos hombres. En una situación anterior en la que quiso vestirse de princesa, decidieron excluirla por estar haciendo un “juego de niñas”. La madre no quiere que Laurita deje de expresar quien es para sentirse parte de los juegos, pero entiende que sus primos también son pequeños y que incluirla y aceptarla es parte de un proceso.
Cuando hablamos de inclusión a veces creemos que se trata de hacer sentir que no existen diferencias en el mundo. Lo cierto es que las diferencias son lo que nos hacen vivir en un mundo más completo y entender el aporte de la originalidad de cada uno es lo que nos hace una sociedad más enriquecida.
Por ejemplo, la Dra. Stefanie Johnson estudiando el valor de la diversidad en el contexto laboral, desarrolló la idea de que para hablar de verdadera inclusión una persona debe vivir la experiencia no sólo de pertenecer sino también de ser parte con toda su originalidad y elementos diferenciadores y desarrolló un marco orientador para cambiar las situaciones cuando esto no se produce. Es decir, cuando, por ejemplo, alguien pertenece a una comunidad, pero no pudiendo ser “él mismo” (de forma incompleta), cuando alguien por ser “el mismo” no logra pertenecer (y por eso es aislado), o incluso, en el peor de los casos, cuando alguien es absolutamente invisible y negado por los otros al ser marginado y sus diferencias no reconocidas.
Si bien los niños pequeños no entienden bien los conceptos “inclusión”, “ser parte de ” o “ser uno mismo”es a partir de sus primeras experiencias sociales donde comienzan a experimentar la sensación de pertenecer e incluir y dónde nosotros también podemos ir observando e interviniendo de ser necesario.
Por otro lado, en la medida en que van aprendiendo a categorizar el mundo se van dando cuenta de ciertas similitudes entre ciertas cosas y ciertas personas agrupando y resaltando más las diferencias. Un ejemplo es cuando les enseñamos los colores u otras categorías simples y les damos la instrucción de que “agrupen los iguales”, “los del mismo color” o los que “tienen la misma forma”: quisiera aclarar que estas categorizaciones son parte natural de aprender a distinguir y organizar el mundo, sin embargo, una actividad así, siempre la podemos finalizar diciendo que “a pesar de tantos colores parecidos y distintos, qué lindo que hay espacio para todos los crayones en la misma caja”.
Otros recursos que podemos utilizar con niños pequeños son los libros de cuentos simples sobre inclusión, que nos pueden ayudar a explorar la diversidad y el propio valor personal al ritmo del niño. Una de las colecciones más bonitas (en cuanto a ilustraciones y mensajes) es la del autor estadounidense Todd Parr, cuyos libros han sido también traducidos al español y que podemos revisar en YouTube para conocerlos primero nosotros como adultos y prepararnos para adaptar los mensajes al lenguaje y nivel de exploración del niño, quien tal vez al principio no entendería del todo de qué se trata pero logrará encariñarse con su narrativa e imágenes desde la repetición de la experiencia de leer el cuento con mamá o papá.
- “Está bien ser diferente” (Todd Parr): Aquí, el autor a través de ilustraciones y relatos simples nos muestra distintas situaciones y personas para entender que está bien ser o sentir de ciertas formas que pueden ser igual o distintas a las mías. En las ilustraciones podemos ver personas de distintos colores, formas y actividades enriqueciendo nuestro espectro del mundo en el que vivimos.
- “El libro de la familia” (Todd Parr): Entendiendo que existen muchas formas de hacer familia, este es un libro para pensar en cómo es la mía y qué otras caraterísticas pueden tener otras que son diferentes a la que yo pertenezco. De una forma similar, en este libro podemos explorar la diversidad de familias que pueden existir en el mundo y sus intereses.
- “El libro de la amabilidad” (Todd Parr) : Este es un libro muy bonito para comenzar a modelar acciones que son amables y empáticas con los demás, que si bien en un niño pequeño no necesariamente serán internalizadas desde el principio, a través de los dibujos y los mensajes podemos ir creando el hábito de pensar de forma amable hacia el resto.
- Otros libros que potencian la autoaceptación, valía y disfrute de mis características únicas: “Ama al mundo” , “Está bien cometer errores” (Todd Parr) y “Elmer” (David Mc Kee). Este último es un libro sobre una manada de elefantes altos, bajos, gorditos, delgados, todos del mismo color, sin embargo Elmer era de muchos colores y quería ser como los demás, entregando el mensaje de ser uno mismo, y aceptarse tal cual es, porque si fuéramos iguales, el mundo sería muy aburrido.
Invitemos a todos los niños a reconocer el valor de convivir con lo diverso. No sólo a aquellos que por sus características individuales o capacidades distintas realizan esfuerzos por pertenecer, sino que a todos quienes tienen la posibilidad de conocer un mundo con su espectro amplio de colores, sonidos y posibilidades y que con nuestra compañía y orientación, puedan explorarlo una forma entretenida y segura. De esta manera no llenamos de información a un niño pequeño, simplemente dejamos que en las situaciones nuevas nos pregunte y que con nuestra ayuda logre armar nuevas categorías de posibilidades en su mente.