Bebés 1-3 Años

Virus Boca-Mano-Pie: Todo lo que tienes que saber

Cuidado

 

El cuidado de tu guagua es una tarea que requiere de suma atención. En el mundo existen muchas enfermedades de las cuáles no se tiene mucha información o de las que tal vez nunca has escuchado hablar. Sin embargo, cuando se centra el foco en el cuidado de tu hijo es necesario que tengas información de una patología muy común: el virus de Boca-Mano-Pie.

Lo primero que hay que hacer es llevar tranquilidad y señalar que no hay que asustarse si un niño sufre de una enfermedad. Este virus suele ser más común de lo que se cree. Poder tener certezas acerca de sus causas, síntomas y tratamientos es la mejor forma de prepararse para no verse sorprendido.

La enfermedad de Boca-Mano-Pie es una afección contagiosa causada por el virus llamado Coxsackie y se manifiesta habitualmente en estas partes del cuerpo. Aunque también es posible que pueda presentar síntomas en otras zonas del cuerpo como pueden ser glúteos y en la zona detrás de las rodillas.

Otro dato interesante para tener en cuenta es que si bien este virus ataca habitualmente a las guguas y niños menores de 5 años, los niños más grandes e incluso los adultos pueden contraer esta enfermedad.

Los pediatras señalan que el mayor riesgo de contagio se ubica en pequeños que asisten al jardín infantil. Esto se explica debido a la fácil transmisión del virus. Es por eso que más allá de tener una señal de alerta por la actividad en la institución educativa, también se necesita prestar atención a los hábitos de higiene en general.

En la mayoría de los casos, el virus Boca-Mano-Pie no es grave y casi todas las personas se recuperan en un plazo que va de los siete a los diez días sin tratamiento médico. El diagnóstico se basa de forma habitual en el examen físico. Esto quiere decir que por lo general no es necesario realizar estudios de laboratorio complementarios.

El problema principal que puede ocasionar este virus es que las ampollas que suelen aparecer en la boca de los niños generan como consecuencia que dejen de comer y de beber agua. Esta situación no solo provoca un malestar sino que afectará a los cuidados básicos de su alimentación.

Un dato a considerar es que la mayor probabilidad de contagio se da durante la primera semana. Esta no es una regla taxativa, pero generalmente se cumple. También existen los casos de adultos que son portadores de la enfermedad y que no presentan síntomas.

El virus Boca-Mano-Pie se puede contagiar por el contacto directo con una persona portadora del virus, por manipular objetos que se comparten con la persona infectada o por también por tocar las secreciones de la persona en cuestión.

En este punto hay que hacer una diferenciación más que importante. El virus Boca-Mano-Pie no es una varicela. Los padres, fundamentalmente los primerizos, muchas veces pueden confundir las patologías por sus similitudes. Atacan generalmente a los niños, se contagian rápidamente y tienen síntomas similares, pero vale aclarar que no son lo mismo.

Los síntomas son muy variados

Los síntomas de este virus son variados y su intensidad va a depender de cómo se presenten en cada caso particular. A grandes rasgos, los síntomas se agrupan de la siguiente manera.

-Fiebre

-Llagas dolorosas en la boca

-Ampollas/erupción en las palmas de las manos y en las plantas de los pies

-La erupción con ampollas suele aparecer también en la parte inferior de las piernas, los antebrazos y las nalgas

Cabe señalar que estos síntomas se pueden ver agravados y seguidos de erupciones cutáneas tipo vesículas que evolucionan a costra. Además, es importante saber de antemano que producen comezón y que los niños deberán medir ese impulso de rascarse porque es peor para ellos.

Los especialistas señalan que los primeros días de infección se nota una fiebre alta, luego los niños presentan síntomas como dolor abdominal y de garganta. En los días posteriores aparecen las lesiones dentro y fuera de la boca como así también las manchas en la piel.

Los especialistas también resaltan que en algunos casos puede ocurrir que haya recambio de uñas por las lesiones. Esto termina por provocar molestias y alarga el período de la enfermedad. En estos casos se trata de un síntoma con efecto reversible, ya que las uñas vuelven a crecer normalmente.

Cabe destacar que de forma excepcional algunos tipos de enterovirus pueden producir complicaciones más graves como encefalitis, parálisis, edema pulmonar, o complicaciones cardíacas. Los recién nacidos por poseer un sistema defensivo más inmaduro pueden ser más propensos a padecer las formas más graves de las infecciones.

Prevención y tratamiento

Los padres tienen que saber que esta enfermedad no tiene tratamiento específico, es por esa razón que es imprescindible poder conocer y tomar medidas generales que puedan ayudar a prevenir la infección con este virus y mantener al bebé sano.

Lavarse las manos con frecuencia: El primer consejo es lavarse las manos durante al menos 20 segundos. Es necesario asegurarse lavarse las manos después de ir al baño o cambiar un pañal. También se le recomienda a los adultos lavarse las manos antes de preparar o comer alimentos, como así también después de limpiarse la nariz, toser o estornudar.

En el caso de no disponer de agua ni de jabón, utilizar un desinfectante de manos.

Poder respetar estos hábitos y enseñarlos a los niños hará que haya menos chances de contraer una infección.

Los especialistas resaltan que una de las claves principales es enseñarle a los niños a poner en práctica buenos hábitos de higiene como regla general para sus vidas. Se trata de un trabajo que tiene que hacerse con mucha paciencia, explicándole por qué no es bueno llevarse dedos, manos u otros objetos a la boca.

Desinfectar las áreas comunes:  Los padres deben limpiar las áreas y superficies de gran circulación en primera instancia con agua y jabón. Posteriormente se recomienda aplicar lavandina para hacer desaparecer a todos los virus y gérmenes.

En el caso de que te encuentres en un centro de cuidado infantil, es importante seguir un cronograma estricto de limpieza y desinfección. Hay que tener en cuenta que un virus puede sobrevivir varios días en las superficies de las áreas comunes. Requiere de especial atención los picaportes y cualquier tipo de objetos de uso compartido.

Evitar todo tipo de contacto cercano: Teniendo en cuenta que la enfermedad de Boca-Mano-pie es sumamente contagiosa, las personas infectadas deben limitar su exposición a otras personas mientras tengan síntomas.

Es tarea de los padres mantener a los niños con la enfermedad alejados del centro de cuidado infantil o de la escuela hasta que la fiebre desaparezca y las llagas en la boca se hayan curado. También es importante no permitir ningún tipo de acercamiento de tu hijo hacia esa persona que tiene el virus.

Los pediatras recomiendan que los niños infectados permanezcan en su casa y bajo observación. En general, es una enfermedad bien benigna y no tiene complicaciones frecuentes. Pero para no pasar por esas complicaciones se recomienda reducir el riesgo lo mínimo posible.

Cuándo debo consultar a un médico

El virus Boca-Mano-Pie no reviste demasiada gravedad, es por eso que en casos excepcionales se necesita de la intervención de un especialista. Habitualmente sólo provoca fiebre y síntomas leves durante unos días.

Eso sí, en el caso de que tu guagua es menor a seis meses tal vez puedas necesitar la mirada de un profesional. Las complicaciones se pueden presentar en el caso de que tiene su sistema inmunitario debilitado o tenga llagas en la boca o dolor de garganta que le provoca dolor al beber líquidos. También se podría recurrir a un médico en el caso de que los síntomas del virus no desaparecieran después de diez días.

Guardería y jardín infantil, dos puntos críticos

La enfermedad Boca-Mano-Pie suele ser común en niños que asisten a la guardería. Esto responde a que los niños pequeños necesitan asistencia para ir al baño y cambios frecuentes de pañal en el caso de las guarderías.

En tanto, en el jardín infantil los contagios también se explican desde la dinámica de entretenimiento a la que están expuestos los niños. Los roces, el uso de materiales compartidos, el llevarse las manos a la boca o cualquier objeto, son posibles situaciones que pueden desencadenar una infección tarde o temprano.

Si bien es muy difícil limitar el contacto entre compañeros, ya que no es natural y no es conveniente para el proceso de socialización que en ese espacio están desarrollando, se recomienda maximizar los cuidados y permanecer en contacto con los padres de otros niños para saber cuando hay focos de peligro.

Recuerda que estas son solo sugerencias y es clave consultar a un experto para determinar estas enfermedades, síntomas y tratamientos.